Y en la quinta ola, los
mismos gobernantes que estuvieron en las cuatro anteriores, se quedaron sin
culpables a quién responsabilizar de esa nueva dosis de muerte y destrucción,
ya que después de cuatro excusas consecutivas se agotaron los candidatos para ello.
Esta, por tanto, prometía ser la mejor de todas, de todas las eufemísticamente
llamadas “olas”, ya que no había ninguna noticia relevante en lo que a
crispación política respecta, y como ya estaba normalizada la visita de la de
la guadaña por las otras cuatro anteriores, pues sólo ocurría eso: muerte y
destrucción…, pero sin pelea, repito. Pero un viajero que consiguió ir y venir
del futuro, dijo en televisión que habría una sexta, y que él se había
contagiado allí porque técnicamente no puede utilizar mascarilla en la máquina
del tiempo. Así que se juntó la cuarta con la sexta, sin haber terminado la
quinta. El viajero murió en directo, ya que hacía varias olas que no quedaba ni
un solo sitio en ninguna UCI…, y fue muy comentado porque esos mismos gobernantes,
los de las cuatro anteriores y la sexta futura (suponemos), dijeron que la
culpa era del mal diseño de las máquinas del tiempo. Y vuelta a empezar.
Un trocito de....
"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner
viernes, 22 de enero de 2021
Nanorrelato Nº 635. La quinta ola
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Brillante, me ha gustado. Con tu permiso, lo cuelgo en mi muro.
ResponderEliminarUn saludo.
Por supuesto!!! y muchas gracias por la lectura. Un saludo
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