Se adueñó del sueño el mismísimo Groucho
Marx, su ídolo de juventud. He de añadir, mientras nuestro protagonista duerme,
que se había visto y revisto todas sus películas infinitas veces. Pues lo
dicho, se le “apareció” Groucho y le dijo mientras se movía de un sitio a otro
con grandes pasos y agitando el puro: “Hijo mío, eres un desastre. A nadie se
le ocurre hacerse médico epidemiólogo. Nadie te escuchará jamás…como a mí”
Un trocito de....
"Quizá tuvieran razón en colocar el amor en los libros... Quizá no podía existir en ningún otro lugar" Willian Faulkner
domingo, 25 de octubre de 2020
Nanorrelato Nº 630. El epidemiólogo
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