<<Qué
sucios tengo los pies>> se dijo mirando a otro par de ojos en los que
veía reflejados la misma observación. Le quitó importancia. <<Huelo
fatal>> Y vio a una nariz molesta. Le quitó importancia. <<Qué
ganas de llorar tengo>> Y buscó alguna mano que se posara sobre su hombro
atraída gravitatoriamente por la angustia. Pero no había. Y le dio importancia.
(Publicado en el libro Bocados sabrosos III)
Óleo sobre lienzo |
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