Lo había visto muchas veces. Sí, en la televisión, algún que otro sábado medio dormida. Pero sólo cuando se aproximaba el día…alcanzaba a ver el verdadero significado de ese gesto de la madre cuando sabe que su polluelo ya está listo para volar. Esa expresión resultante de la amalgama entre la alegría infinita por la sabiduría transmitida, y la tristeza ilimitada por el resultado alcanzado, por el inevitable final. Ese mismo semblante que mañana tendría al despedir a sus alumnos, ya un añito mayores. Cómo todos los años, más triste que contenta.
Dedicado a tod@s los maestros y maestras.
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