Saltó de la superficie
solar, donde la temperatura ronda los seis mil grados centígrados, impregnado
con la ilusión que otorga ir hacia lo desconocido. ¡Qué alegría llevaba..!, y
con razón ya que no había nada ni nadie más rápido en todo el universo lo que
para él justificaba su presentimiento: he sido creado para hacer algo especial.
«Eso pensamos todos, le dijo otro fotón que paralelamente corría a su vera.
Todos los seres de este universo piensan lo mismo, que han sido creados para
hacer algo importante. Pero no, hermano energético, sólo eres una onda o una
partícula según se te mire. Nada más» Nuestro protagonista hizo caso omiso a
las palabras de su acompañante y siguió a trescientos mil kilómetros por
segundo totalmente concentrado en su mundo interior y en su misión tan
especial. Y cuando habían pasado más o menos unos ocho minutos, atravesó la
atmósfera del tercer planeta y a través del espacio diáfano que dejan dos de
los barrotes de la prisión Real de Sevilla, impactó en el entrecerrado ojo
derecho de alguien que estaba allí porque debía dinero, despertándole de golpe:
« ¡Lo tengo! En un lugar de la Mancha…, y se llamará Alonso
Quijano. »
Me ha gustado
ResponderEliminarGracias!!!!!!!!!
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